La humildad. Esa cualidad a la que tanta importancia le solemos dar. En la vida diaria siempre se le suele dar más valor a una persona modesta que a otra altiva o soberbia. ¿Por qué?
Una frase que se escucha habitualmente es “trabaja duro en silencio y deja que el éxito haga todo el ruido”. Es una afirmación que se ajusta muy bien a lo que desde el blog quiero transmitir a todo/a lector/a.
Es importante hacerle ver a una niña o niño desde bien pequeña/o que la soberbia y la rebeldía no llevan a ninguna parte. Igualmente necesario es sentir la alegría que uno percibe cuando su trabajo es reconocido por otros y no tan sólo por él mismo. Presumir de algo realizado por uno mismo está bien hasta cierto punto (en el que la arrogancia ya asoma por la puerta), ya que el halago es el mejor regalo y recompensa que a cualquier persona le pueden hacer.
Una vez aclarado esto, es importante comentar que la mayoría de niños y niñas quieren llamar la atención desde las edades más tempranas (comentando y celebrando sus pequeñas hazañas, por ejemplo). Es un comportamiento totalmente normal y adecuado a dicha etapa, pero poco a poco es recomendable ir haciendo hincapié en que presumir efusivamente de algo acaba por ser cansino y aburrido. De todas formas, la humildad es algo que no se puede “trabajar” tan específicamente como cualquier otro comportamiento, ya que se trata de algo más personal.
Para finalizar, os dejo con un artículo de la revista HacerFamilia, donde amplía información relacionada con la humildad y la educación en valores.
¡Hasta otra!
